Un albañil uzbeco participó en un reportaje para denunciar las penosas condiciones de trabajadores inmigrantes en Rusia.
Para el experimento, el uzbeco aceptó colgarse en un supermercado de forma que parecía estar ahorcado enmedio de un pasillo.
Durante los 10 minutos en que estuvo colgado hasta que se avisó a seguridad, la gente siguió comprando sin inmutarse. Le miraban pero no le daban importancia.
Los inmigrantes de las ex-repúblicas rusas consiguen los peores trabajos en Moscú, se ven obligados a compartir piso hasta con 20 personas y reciben sueldos míseros por largas jornadas de trabajo.
Su denuncia teatralizada no sirvió de nada.
Apareció en el Magazine de ABC.
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