La torpe de su dueña puso la lavadora sin darse cuenta de que el animalito se había colado en la colada (valga la redundancia), y puso a lavar la ropa.
A la media hora, no sabemos si por los maullidos acuáticos o porque acabó el ciclo, sacó la ropa y al gato....vivito y....reluciente (¡no me digáis que no salió blanquito! ¡mirad bien la foto!)
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