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El temporal del pasado 24 de enero (uno de tantos este invierno) dejó registros históricos de viento en muchas zonas del país, y tiró árboles centenarios.
Sin embargo lo más asombroso estaba en el mar.
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Las boyas de medición del oleaje que el Instituto Oceanográfico tiene en el Cantábrico, registraron crestas de ola de hasta 26 metros de altura...es decir, como un edificio de 8 plantas.
Estas olas, las más altas registradas en la historia del Instituto Nacional de Oceanografía, hubieran bastado para volcar cualquier petrolero o incluso un transatlántico.
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