O el vodka es un buen anestésico, o los rusos son mas duros que una bala de plomo.
Un ciudadano ruso fue al médico por 'molestias' en la espalda, y el doctor descubrió horrorizado que llevaba un cuchillo de cocina clavado en ella, y del que seguía sin percatarse.
Al parecer había estado toda la tarde bebiendo, acabó peleándose con un compañero de trabajo y éste presuntamente debió clavarle el cuchillo. El hombre no se dió ni cuenta, se fue a casa a dormir la borrachera y amaneció al día siguiente con un extraño dolor de espalda enmedio de la resaca.
Los médicos no daban crédito a su historia.
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